Es recomendada la lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses de vida del bebé, pero hay casos en los que se hace imposible esta labor.
Hoy veremos las ventajas de ambas.
Ventajas de la lactancia materna
Este alimento es específico, ya que está adaptado a las necesidades del bebé, además de ser de fácil digestión. Debido a su baja carga de soluto, se evita la sobrecarga renal del niño/a, además de que los bebés alimentados con lactancia materna presentan una menor incidencia de diabetes tipo 2 en edad adulta.
La leche materna contribuye a un desarrollo óptimo ya que contiene enzimas cómo la lipasa y otras sustancias biológicamente activas que facilitan la digestión en el recién nacido; factores de crecimiento, bifidógenos (favorecen la microbiota) e inmunológicos.
Factor protector contra la mortalidad específica por diarrea, por neumonía o mortalidad total durante los 2 primeros años de vida.
Por contrapartida, la madre ha de cuidar su propia alimentación ya que ésta influirá en los nutrientes de su leche, incluso en su sabor.
Ventajas de la lactancia artificial
Son de gran ayuda para casos en los que la madre debe tomar medicamentos.
Son indicadas y recomendadas para bebés nacidos con galactosemia, fenilcetonuria o con leucinosis (también conocida como la enfermedad de la orina con olor a jarabe de arce) u otro tipo de afección o intolerancia.
Son fórmulas seguras y elaboradas en condiciones óptimas.
Durante los últimos años, los tipos y fórmulas de la leche artificial han avanzado lo suficiente por lo que actualmente es una opción muy viable para aquellas madres que, por necesidad o gusto, quieren ofrecer a su bebé fórmulas infantiles. Es importante no olvidar que en este tipo de alimentos también hay distintas calidades, por lo que recomendamos una buena documentación sobre el producto y consultar siempre al especialista sobre sus recomendaciones.
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